¡¡Ya te digo!! Este plato es un clásico en mi casa y mi familia. Muchísimos domingos mi padre nos despertaba diciendo que lo había preparado para desayunar y no podíamos resistirnos, nos levantábamos rápido a comerlo. 







Yo lo he hecho para cenar. Hacía ni se sabe el tiempo (puede que algún que otro año) que no lo había comido y el otro día, al ver las sardinas de bota en la tienda de salazones pensé que había llegado el momento.
Anoche me puse manos a la obra y esto es lo que cenamos. Para chuparse los dedos.
Ingredientes:
- sardinas de bota (en salazón) una por persona
- dos huevos por sardina y comensal
- aceite de oliva
- verduras para acompañar (pimientos del padrón y calabacín)
- pan (imprescindible para acompañar)
Preparación:
Quitamos la cabeza a las sardinas, quitamos las tripas y la piel. Ponemos aceite en una sartén. Cuando esté caliente las doramos un poco por cada lado. No conviene hacerlas demasiado, sólo que se calienten y dejen el sabor en el aceite.
Echamos los huevos a la sartén. Cuando empiecen a cuajar los revolvemos. Terminar de cuajar y servir caliente acompañado de una sardina.
Lo acompañé con unos pimientos del padrón y un calabacin a rodajas hecho a la plancha. Ni que decir tiene que no le ponemos sal a nada de lo que acompañe, la sardina ya lleva más que suficiente.
Sin palabras.