Como cuando hice la trenza de Meralf me sobró la mitad de la masa, la metí en el congelador en espera de prepararla otro día. Mira tú que el domingo me apeteció y dije, pues la saco, se descongela y la mitad de la faena la tengo hecha. Pues eso hice. Pero cuando estaba estirando la masa me dio por no hacerle los cortes y enrollarla para cortar en espirales. Dicho y hecho. Aquí os pongo cómo me quedaron. También estaban muy buenas. Lo único es que me descuidé un pelín para mi gusto, tenía que haberlas sacado del horno un poquito antes. Aún así, muy buenas.
El proceso para ahora es el mismo, sólo que al poner el relleno lo he enrollado y luego cortado en rodajitas. Antes de meter en el horno se pintan con huevo batido y les espolvoreé sésamo negro a una fila, sesámo dorado a otra y semillas de amapola a la última, por variar.
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